FUERA DE LA CAJA
A diferencia de otras entradas que he escrito para ADN Espiritual, esta vez decidí escribir fuera de mi zona de confort, exponiendo mi verdadera piel, esperando que sea de bendición para la persona que me está leyendo en este momento.
Las nuevas generaciones vivimos bajo estándares de belleza, que a base de ejercicio, alimentación, ropa, lugares de entretenimiento, música, entre otras cosas, nos indican si entramos dentro de esa famosa “Caja Fashion” en la que todos queremos calzar. Piensa en todo lo que has hecho para entrar en esa minúscula caja que limita tus gustos, solo para que la sociedad te acepte.
Todos a diferentes edades pasamos por ese proceso de “esculpirnos” para calzar socialmente, sea por decisión propia o por presión de grupo, lo hacemos, yo no fui la excepción.
Durante un tiempo, hace más o menos 4 años, pesaba 86 kg, unos 15 kg más de lo que peso en este momento, lo cual me trajo problemas de salud serios que debí tratar de inmediato, los problemas de salud más comentarios negativos provenientes de la relación en la que me encontraba en ese momento (gordito o usted ya no me atrae sexualmente), fueron generando vacíos a nivel emocional y terminé odiando mi cuerpo, mi gordura y de alguna forma mi esencia, todo por no sentirme acepto ante la sociedad.
Realmente lo que más me molestaba no eran mis problemas de salud, sino, no sentirme acepto por mi pareja, ni por mis amigos (la mayoría eran fit o delgados), creía no tener la oportunidad de buscar una mejor relación porque me creía inmerecedor por causa de mi aspecto físico; fue así como caí en bulimia, anorexia, rutinas de ejercicio extremo, desgaste emocional, entre otras cosas, y todo por querer sentirme dentro de esa caja, que cada vez que lograr entrar un poco, se vuelve más pequeña.
Al paso de 2 meses, conseguí bajar 10 kg, empecé a sentirme “mejor” conmigo mismo, sin embargo con el paso del tiempo, el físico ya no era suficiente para sentirme pleno, eso me llevó a consumir drogas, alcohol en cantidades industriales, incluso a vestir diferente, pero cada uno de los cambios que realizaba, me llenaba de manera momentánea.
Al paso de año y medio de estar realizando cambios constantes a mi identidad para lograr entrar en la caja, entendí que por más que lo intentara, siempre me sentiría vacío, porque estaba muriendo poco a poco a mí mismo, por prestarle protagonismo en mi vida a alguien desconocido, y fue entonces cuando decidí volver a mi esencia, y decidí salir de la caja.
Salir de la caja es igual o más difícil que entrar en ella, no por los cambios físicos, sino por las heridas que debemos sanar, pero con el proceso, nos vamos sintiendo cada vez menos cargados, y logramos acariciar poco a poco la libertad, hasta que logramos abrazarla y hacerla nuestra por completo.
Quizá te preguntes cuál es la relación entre este tema y el cristianismo, pero la respuesta es sencilla, Jesús vino a morir por todos nosotros, para darnos libertad y salvación, y la libertad incluye también tu físico, tus ideas, tus sueños y tus emociones, la libertad que la cruz nos da, nos da libertad completa, no en algunas áreas; dice la Biblia en Gálatas 5, versículo 1:
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de la esclavitud”
Quiero invitarte a que pienses en lo que verdaderamente eres, en qué te gusta y en qué no, en que te hace sentir cómodo y qué no, y en cada una de esas cosas que haces por calzar y no porque disfrutes hacerlo, te invito a pensar y a vivir fuera de la caja y abrazar la libertad que Cristo nos da por medio del poder su sangre.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”
1 Corintios 6:19
“Tu esencia es única, tiene el ADN de Cristo”
