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ARENAS MOVEDIZAS


Las arenas movedizas son fluidos no newtonianos: cuando no son perturbadas por un agente exterior, suele aparecer como una materia sólida (de forma "gelatinosa"), pero al menor cambio en las tensiones en la arena (menos del uno por ciento) causa una repentina disminución de su viscosidad (pasa a una forma de "sol").


Y esa definición quiere decir lo siguiente: las arenas movedizas tienen apariencia de ser solidas pero cuando algo cae sobre ellas cambian su viscosidad. Probablemente nunca has tenido la oportunidad de ver en vivo esto, suena a cosa de película, al punto que nos imaginamos siempre lo horrible que sería caer en uno de estos sitios. Entre más te muevas para tratar de escapar, mas rápido te hundes, y si no te mueves también te hundes, debe ser desesperante estar en esta condición.


Muchos de nosotros estamos en una condición muy semejante, no físicamente; espiritual y emocionalmente estamos atrapados en una arena movediza que no nos deja avanzar, por más que luchamos continuamos hundiéndonos, y tal vez, como yo, te has preguntado muchas veces ¿por qué no lo consigues?, ¿por qué a pesar de los esfuerzos y decisiones no vemos el resultado que queremos? Incluso hemos llegado al punto en que nos damos por vencidos, dejamos de luchar y creer que podemos salir de la arena movediza, derrotados.


En la biblia podemos encontrar la historia de una mujer que fue traída ante Jesús por que fue encontrada en pecado, ya era conocida por hacerlo, pero esta vez fue encontrada con las manos en la masa como se diría popularmente. La intención de los que la trajeron no era solo avergonzarla sino apedrearla hasta morir por su pecado. Esta mujer estaba derrotada, no sabemos cuántas veces había intentado salir de su pecado, no sabemos más que ese era el fin y lo mejor que podía hacer era rendirse, ya la arena movediza la había consumido.


Pero lo que nadie esperaba que sucediera, aconteció, Jesús habló y dijo:


“El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”

Juan 8: 8-11


Y si has leído todo esto preguntando cómo se sale de la arena movediza, solo hay una posibilidad: Jesús, Él es quien puede sacarte, no puedes salir de una arena movediza solo, necesitas alguien que te pueda sacar. Esta mujer llegó vencida, totalmente resignada a morir, y resultó que el único que la podía dejar morir y condenar decidió no hacerlo.


No sé cuál es tu situación hoy día, pero si estas derrotado, vencido, cansado, con la arena en el cuello y por más que luchas sigues cayendo en lo mismo y no puedes escapar, déjame decirte que es tiempo que permitas a Jesús entrar en tu vida, Él no te va a juzgar, Él te va a salvar.

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