TARJETA ROJA
Si eres aficionado al fútbol recordaras algún juego en el que el árbitro hace uso de la temida "tarjeta roja" para expulsar a un jugador que se encuentra rompiendo las reglas; sino te gusta el fútbol, de igual forma conoces el significado de esa tarjeta, y aunque no en todos los deportes se utiliza una tarjeta como sanción, en todos se penalizan las faltas.
En un estadio, cuando el árbitro decide sacar una tarjeta roja, sea por acumulación de amarillas o por una roja instantánea, la afición reacciona de dos formas: la primera se da previo a la reacción del árbitro y es cuando juzga desde arriba al jugador y le exige de manera eufórica y alterada una tarjeta roja al árbitro, enojándose si no es complacido, la segunda se da posterior al "tarjetazo" y es el abucheo al jugador, por haber cometido una falta, sin importar si fue intencional o no, el aficionado busca humillar al jugador.
Por último, lo siguiente en el proceso de las expulsiones, se da fuera del estadio y sin juegos de por medio, es cuando el futbolista es sancionado, paga una multa económica, se le prohíbe jugar durante algún tiempo, y una vez pagada su “condena”, éste puede reincorporarse a los partidos.
Este es el momento en el que después de tres párrafos, debes estar pensando que relación tiene el fútbol, la vida y una tarjeta roja, pero la respuesta es sencilla, nuestras vidas antes, durante y después de intentar cambiar y ser mejores personas, funciona como un partido de fútbol a pleno estadio lleno de aficionados, todos nos ven, todos opinan sobre nuestras vidas, todos nos juzgan, todos exigen un castigo y abuchean cuando cometemos un error, como si todos los espectadores fuesen perfectos y pudiesen hacerlo mejor.
Ahora te pregunto ¿Qué tanto se parece el fútbol y tu vida?, la biblia habla en Juan 8 la historia de una mujer sorprendida en adulterio, la cual estaba siendo juzgada por la afición, exigían una tarjeta roja ante el árbitro.
Sin embargo para sorpresa de ella, la tarjeta roja era nada más y nada menos que ser apedreada, y su árbitro Jesús. Al ver Jesús el escenario y sentir la presión de la afición, se inclina frente a la mujer y comienza a escribir en el suelo, la afición sigue exigiendo la tarjeta roja con más y más fuerza, Jesús se endereza y dice en el versículo que van del 7 al 9:
Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Aunque existen muchas teorías sobre qué pudo haber escrito Jesús en el suelo, lo importante de momento es entender que Jesús movido en amor y misericordia, defendió a la mujer, a tal punto que en los versículos 11 la perdona:
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Muchas veces nuestra vida es como la de un futbolista, somos juzgados constantemente por amigos, familia y la sociedad en general, exigen castigo por nuestros errores, aplicando burlas y rechazo (por mencionar algo), y todo por la no aprobación de nuestras acciones.
Sin embargo el día de hoy, te quiero presentar el mejor árbitro que ha pisado esta tierra y es Jesús, el único que no te juzga por tus fallas, sino que te defiende y te libera de la condena que el mundo te impone, con la única condición de levantarte de donde estas y no hacerlo de nuevo.
No hacerlo de nuevo, no significa lograrlo a la primera, porque somos humanos y cometemos errores, pero si compromiso con Él por mejoras y aceptar el reto de salir de donde estas, hoy Él te dice, levántate, nadie te juzga, tus pecados te son perdonados, es tiempo de reincorporarte al juego.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna"
Juan 3:16
