top of page

CUANDO ME MIRÉ AL ESPEJO Y NO ERA YO



Hay momentos en nuestra vida en que pasamos por situaciones complicadas, y a lo largo de ella vamos siendo marcados poco a poco por esos acontecimientos hasta que de cierto modo llegan a definir quiénes somos. Sin embargo, muchos de los productos de esas situaciones no son buenos ni son de provecho para nuestra vida y nos marcan tanto que se convierten en nuestras máximas debilidades.


Pasamos nuestra vida tratando de eliminar esas debilidades y de quitar esas manchas que están sobre nosotros, que nos llenan de culpa, nos estancan y hacen que levantarse sea muy difícil. Y hay momentos en los que parece que lo hemos logrado, parece que todo lo malo ha desaparecido y se ha ido. Ya no cargamos con esa horrible sensación que nos hacía querer fallar a nosotros mismos y a Dios, todo se fue.


Sin embargo, algunas veces llega un punto donde todo vuelve, sin pensarlo, sin saber cómo ni cuándo sucedió, todo vuelve, vuelven las situaciones, aparecen las tentaciones, y de un pronto a otro sentimos que somos más débiles que nunca y nos encontramos camino al fondo del abismo, vuelve el pecado a nuestra vida.


Es ese instante cuando nos miramos al espejo y vemos a alguien completamente diferente a la persona que había logrado resistir a sus debilidades por tanto tiempo, que había sido firme y fuerte. Sientes tanta decepción de ti mismo que no puedes creer que te estés enfrentando a esa versión distorsionada de ti otra vez.


Y surgen preguntas: ¿Por qué otra vez lo mismo? ¿Por qué no puedo salir de esto si ya le entregué mi corazón a Jesús? ¿Por qué mi debilidad está tan arraigada a mí que por más que intento no puedo dejarla? Pues es sencillo, has estado luchando en tus fuerzas. Has peleado solo, lo has intentado solo. Pero la verdad es que no podemos solos, únicamente podemos lograrlo con las fuerzas de aquel que toma nuestras debilidades y las convierte en nuestra máxima fortaleza.

“Pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.»…”

2 Corintios 12:9


Dios puede transformarte, puede hacer de lo que más te avergüenzas tu herramienta más poderosa, Él hace todas las cosas nuevas, y todo es TODO, no se le pasa nada. Pero Dios no puede trabajar en ti si no le entregas una a una tus debilidades.


“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

2 Corintios 5:17


Entrégale hoy tus debilidades, fortalécete en Él y sigue caminando. Dios nos moldea y nos trasforma y quita la vergüenza que sentimos para poder levantar nuestros rostros y reflejar todo lo bueno que es Él. Una vez tomé la decisión de reconocer que soy débil y le entregué a Jesús todo con lo que luchaba. Y fue entonces cuando me miré al espejo y a quien vi no era yo, era Cristo en mí.

“Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí”

Gálatas 2:20

"Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu."

2 Corintios 3:18


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

DIRECCIÓN

 

GRECIA, ALAJUELA

COSTA RICA

CONTACTO

 

adnespiritual.cr@gmail.com

 

PUBLICACIONES

SÁBADOS

10:00 AM 

HORA DE COSTA RICA

#ADN Espiritual  2016

LISTA DE CORREO

Únete a nuestra lista de correo

No te pierdas ninguna actualización

  • White Facebook Icon
  • Twitter - White Circle
  • White Instagram Icon
bottom of page