MUY PEQUEÑO PARA ALGO GRANDE
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¿Cuántas veces en nuestra vida hemos sentido que somos muy pequeños para que algo grande nos pase? La mayoría del tiempo hemos pensado: ¡qué lástima que no sucede algo que cambie por completo nuestra vida!, lo que sea, como obtener el puesto que deseas en una empresa, iniciar tu propio negocio, vivir feliz, entre otras cosas.
Pero tenemos la idea de que esas cosas no le pasan a todos y que son pocos los afortunados que logran algo grande en su vida. ¿Qué pasaría si te dijera que lo único que debes hacer es subirte a un árbol y así lograr ser lo suficientemente alto para que algo grande te pase?
La biblia cuenta la historia de un hombre que era muy pequeño de estatura llamado Zaqueo, quien era cobrador de impuestos y robaba a todos, por esto no era apreciado. Este hombre escuchó que Jesucristo, alguien que hacia milagros y prodigios y de quien todos hablaban, venía a la ciudad y pasaría por su casa. La primera reacción de Zaqueo el día en que Jesús pasó por su ciudad fue pensar que no lo alcanzaría ver, mucho menos hablarle; todos los factores estaban en su contra: su estatura, su reputación, la cantidad de gente que estaba en el lugar, todo.
Zaqueo pudo haber pensado: mejor me voy a casa, ¡qué más da!, no necesito ver a Jesús, además, todo está en mi contra, y nunca me dejarán acercarme a Él. Sin embargo, su reacción fue en contra de todo pronóstico y sentido común, Zaqueo subió a un árbol enorme que estaba en la ciudad justo por donde Jesús pasaba, y Él le dijo: tú, que estás en el árbol, baja de ahí que hoy cenaré contigo. Imagina la expresión en el rostro de Zaqueo: esto no me puede estar pasando a mí, ahora qué hago, qué le voy a decir… A pesar de todas las inseguridades de Zaqueo, Jesús cenó esa noche en su casa, y desde ese momento su vida cambió ¡La salvación había llegado a su casa! (Lucas 19 2-10)
Es difícil recordar la cantidad de veces que hemos estado en esta situación, pero todo se basa en una decisión: te quedas sin hacer nada o decides aceptar que estás hecho para cosas grandes. Y a veces es necesario subir a un árbol para llamar la atención de quien va a hacer que las cosas grandes comiencen a suceder.
Puedes creer que tienes todo en tu contra: amigos, familia, la sociedad, tú mismo corazón, tu enfermedad, la depresión, tus adicciones… Son muchas cosas, pero al igual que para Zaqueo, hay buenas noticias para ti.
Jesús está pasando por tu casa en este momento, ¡vamos! súbete a un árbol y grita su nombre, Él quiere entrar a tu corazón, y lo primero que va a suceder es lo más enorme y precioso del mundo: tu salvación. Hoy tu vida puede tomar otro rumbo, dar un giro de 180 grados, ser transformada por completo, es tu decisión, el árbol lo tienes al frente.