GUSANOS PARA EL DESAYUNO
Generalmente todas las cosas que consumimos tienen una fecha de caducidad, algunos duran días, otros meses y otros hasta años. Es una de las cosas más relevantes a la hora de comprar algo y se nos ha hecho tan natural que todo tenga fecha de vencimiento, que vivimos poniéndole tiempo de caducidad a todo en nuestras vidas.
Por ejemplo, pensamos que la felicidad tiene fecha de caducidad, por eso tratamos de disfrutar lo más que podamos los momentos buenos de nuestras vidas, porque pensamos y estamos casi completamente seguros de que eso no va a durar para siempre. En algún momento acabará, se empezará a llenar de moho y terminaremos desechando eso que una vez nos hizo tan felices.
Podrías pensar que esta realidad es el top, el número uno de la lista de mil maneras de ser infeliz y desdichado, pero hay algo aún peor, y es que la mayoría de nosotros aprende a vivir con cosas caducadas, porque hay muchas cosas que no son tan fáciles de desechar ¿cierto? Y nos volvemos seres acostumbrados a vivir una vida de baja calidad y consumimos momentos vencidos. Básicamente nos servimos gusanos para el desayuno todos los días.
Sé que probablemente te sientas identificado con esto y pienses que no tendrás más remedio que sufrir con calma, pero no todo está perdido, hay una verdad que es tan eficaz para nuestra vida como el mejor preservante. Hebreos 10:39 dice:
“ Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.”
¡NO estás diseñado para caducar! Dios te hizo con un propósito y es el que te preserves para siempre, a Dios no le gusta perder, y no está dispuesto a perderte. Te ha hecho su hijo, y un hijo suyo lleva el ADN de quien nunca muere y tu fe en Él hará que tu vida se preserve, por tanto no estás hecho para consumir momentos vencidos.
Y si aún piensas que los buenos momentos vencen, y tienes evidencia suficiente para refutarlo, muy bien, pero hay otra buena noticia. Dios hace que esto de la caducidad nos sirva para algo, porque sí, concuerdo con que las cosas se acaban, los que no podemos caducar somos nosotros. Esto tiene un fin: hace muchos años había un pueblo que necesitaba alimento, estaban en medio de un desierto y no tenían nada, así que Dios hizo que lloviera pan del cielo todos los días, el único mandato era que no podían guardarlo para el otro día. Algunos lo hacían, y cuando se daban cuenta estaba todo lleno de gusanos (Éxodo 16:14-18).
Así mismo, Dios quiere darte cosas nuevas cada día, te quiere alimentar con pan fresco. No puedes vivir del ayer y andar por ahí oliendo a momentos rancios solo porque el pasado te hizo dichoso y el presente no es tan prometedor. Dios quiere darte buenos momentos todos los días y no usa mucha química para esto, sus preservantes son amor, gracia y misericordia, todo nuevo siempre y son tan potentes que incluso logran darle un sentido diferente a los momentos difíciles que también son parte de la vida.
Aliméntate de algo diferente, estás hecho para preservar tu vida, no para retroceder; no caducas, no está en tu ADN rendirte. Es hora de dejar de servir gusanos para el desayuno.
